publicado en : http://elindignado.wordpress.com
Madrid 26 de Septiembre
Madrid 26 de Septiembre
“Tengo que dar las gracias a una
persona a la que no conozco absolutamente de nada y a quien
probablemente no vuelva a ver. Ella se llama Isabel, sólo sé que es
médico, pero hoy tengo que agradecerle prácticamente que me haya salvado
la vida. Un policía me ha disparado deliberadamente y sin tapujos a la
cabeza con una pelota de goma a una distancia no mayor de 10 metros
sobre las 9 de la noche, cuando únicamente trataba de encontrar una vía
de escape en la ratonera en la que se había convertido la Plaza de
Neptuno. La fuerza del impacto ha sido tal que ha llegado a quedar
visible el craneo, me han trasladado al hospital y me han tenido que
poner 12 puntos y 5 grapas.
Tengo que agradecer a la desconocida Isabel que cuando estaba desorientada y recién herida, me ha metido a trompicones en un garage donde ha practicado unos rudimentarios primeros auxilios, para después poner en riesgo su propia integridad física saliendo de la forma más altruista que he visto en mi vida a lo que podría denominarse un campo de batalla y todo por conseguirme atención médica inmediata. Gracias Isabel, si es que te llamas así, porque lo de hoy ha sido mucho más crudo de lo que los medios retransmiten y eso lo sabemos tú, yo, Guiomar y todas las personas que, heridas o no, estaban hoy rodeando el Congreso de los Diputados. Es cierto que ha habido personas que han mostrado actitudes absolutamente indeseables e inaceptables, pero la gran mayoría permanecía en las calles de forma pacífica y ha sufrido del mismo modo la brutalidad policial. Es imprescindible que la gente sepa que en ningún momento y bajo ningún concepto se ha tratado de dispersar o desalojar la concentración, sino acorralar a los manifestantes. Han entrado por todas las calles que desembocan en Neptuno y los disparos se escuchaban ininterrumpidam ente, daban porrazos sin importar el estado físico o la edad, aunque uno pidiese desesperado un poco de misericordia o estubiesen ya retorcidos de dolor en el asfalto. No había forma humana de salir de allí sin cobrar lo que supongo entenderán como un castigo merecido por protestar y tratar de luchar por derechos que incluso a ellos favorecerían. Soy una persona relativamente honrada, pacífica y sensata; de hecho, hasta hoy cierta gente se ha podido poner en mi contra por defender su labor y pensar que son una clase más de funcionarios y creer que en realidad para ellos debe ser muy difícil abrir los ojos y ver la estafa en la que se ha convertido el sistema político-económico, pues ellos son la mano que ejecuta mediante la fuerza, de forma coactiva, lo que el sistema les exige. Pero hoy me he dado cuenta de que me equivocaba, salvando excepciones, he visto sed de sangre en sus ojos y su profundo odio hacia quienes perseguían. No son personas, son animales. De verdad, yo quiero creer en el ser humano, pero no me dejan. Gracias Guio, gracias Isabel y gracias a todo el que se ha preocupado por mí o ayude a difundir lo que ha ocurrido hoy en realidad.”
Tengo que agradecer a la desconocida Isabel que cuando estaba desorientada y recién herida, me ha metido a trompicones en un garage donde ha practicado unos rudimentarios primeros auxilios, para después poner en riesgo su propia integridad física saliendo de la forma más altruista que he visto en mi vida a lo que podría denominarse un campo de batalla y todo por conseguirme atención médica inmediata. Gracias Isabel, si es que te llamas así, porque lo de hoy ha sido mucho más crudo de lo que los medios retransmiten y eso lo sabemos tú, yo, Guiomar y todas las personas que, heridas o no, estaban hoy rodeando el Congreso de los Diputados. Es cierto que ha habido personas que han mostrado actitudes absolutamente indeseables e inaceptables, pero la gran mayoría permanecía en las calles de forma pacífica y ha sufrido del mismo modo la brutalidad policial. Es imprescindible que la gente sepa que en ningún momento y bajo ningún concepto se ha tratado de dispersar o desalojar la concentración, sino acorralar a los manifestantes. Han entrado por todas las calles que desembocan en Neptuno y los disparos se escuchaban ininterrumpidam ente, daban porrazos sin importar el estado físico o la edad, aunque uno pidiese desesperado un poco de misericordia o estubiesen ya retorcidos de dolor en el asfalto. No había forma humana de salir de allí sin cobrar lo que supongo entenderán como un castigo merecido por protestar y tratar de luchar por derechos que incluso a ellos favorecerían. Soy una persona relativamente honrada, pacífica y sensata; de hecho, hasta hoy cierta gente se ha podido poner en mi contra por defender su labor y pensar que son una clase más de funcionarios y creer que en realidad para ellos debe ser muy difícil abrir los ojos y ver la estafa en la que se ha convertido el sistema político-económico, pues ellos son la mano que ejecuta mediante la fuerza, de forma coactiva, lo que el sistema les exige. Pero hoy me he dado cuenta de que me equivocaba, salvando excepciones, he visto sed de sangre en sus ojos y su profundo odio hacia quienes perseguían. No son personas, son animales. De verdad, yo quiero creer en el ser humano, pero no me dejan. Gracias Guio, gracias Isabel y gracias a todo el que se ha preocupado por mí o ayude a difundir lo que ha ocurrido hoy en realidad.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario