publicado en:
http://rebelion.org/noticia.php?id=154482
"La multinacional Falken obtuvo el contrato de suministro al gobierno español de gases lacrimógenos y bombas de humo, por valor de 1.488.570 euros, según publicó el Boletín Oficial del Estado del pasado 31 de diciembre.
Conviene saber que en 2007, por el mismo concepto, el Estado español se gastó 143.750 euros, menos de la décima parte.
El gas lacrimógeno es un arma química que ataca los nervios de la córnea de los ojos. Su adquisición masiva es una señal inequívoca de la represión que se nos viene encima." [1]
Es revelador que el gasto público mire en una dirección absolutamente opuesta a los intereses y bienestar de la ciudadanía, y lo haga precisamente contra esa ciudadanía. Pero lo más revelador no es que los “recortes” no lleguen a los instrumentos coercitivos que previsiblemente van a ser utilizados para consolidarlos, según dicen “necesarios para salir de la crisis”, sino que ésta es algo más que coyuntural o cíclica o crónica, es el pretexto de las clases dominantes (hoy más que nunca capitalismo financiero) para actuar en consonancia con el nivel de exigencia alcanzado en la característica inherente a la naturaleza del capitalismo: la acumulación y la concentración de las riquezas.
Entramos en una fase del desarrollo capitalista en que las contradicciones de clase forzosamente han de agudizarse. Ellos lo saben, mejor que nosotros, porque ven el panorama en toda su amplitud, -desde arriba se ve mejor-. En lo único que falla su visión es que ellos no pueden ver el nefasto papel histórico que su clase está representando, porque de analizarlo se negarían a sí mismos.
Repasemos someramente las características actuales de la “acumulación” y de la “concentración” de riquezas.
La acumulación (tendencia activa desde los inicios del capitalismo) se efectúa hoy en cuatro campos fundamentalmente: 1º Primando las inversiones especulativas, financieras, y deslocalizadoras. Cada año, la economía real (empresas de bienes y de servicios) crea, en todo el mundo, una riqueza (PIB) estimada en unos 45 billones de euros. Mientras que, en el mismo tiempo, a escala planetaria, en la esfera financiera, los “mercados” mueven capitales por un valor de 3.450 billones de euros. O sea, setenta y cinco veces lo que produce la economía real... [2]
2º La acumulación por desposesión. Mediante la privatización de los servicios públicos (un filón que se calcula que sólo en educación y sanidad supondría 5.500 billones de dólares ). Y a través d el mayor robo de la historia: el “rescate” de los bancos. En España al final del año 2011 se habrán inyectado a la banca desde el Estado, por diversas vías más de 14 mil millones de euros. Más del 13% del PIB sin que cambien los gestores ni la gestión que ha llevado a la actual situación. [3] Y a nivel europeo desde 2008 los países han dado a los bancos 4,6 billones de euros (cifra facilitada por Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea).
3º Mediante “políticas fiscales” implementadas por “sus” gobiernos, que suponen a las élites capitalistas grandes ahorros impositivos, así como la preservación y ampliación de los paraísos fiscales.
4ª La consabida obtención de plusvalía procedente de la explotación del trabajo asalariado . Plusvalía que los capitalistas logran materializar gracias al consumo, y éste en la actualidad está definido por la tendencia cada vez más polarizada de la masa salarial acentuando la destinada a los cuadros ejecutivos y disminuyendo la destinada al resto de los sectores; lo que conlleva al incremento del consumo de lujo en el creciente sector de “alto standing” y dejando para las clases populares un consumo de muy baja calidad y precio (importaciones chinas, los Zara, Wal-Mart, Ikea, etc).
La concentración (igualmente siempre activada) no es sino efecto y corolario de la acumulación.
Desde hace algunos años han proliferado estudios sobre el incremento de las disparidades de la renta. Así sabemos que por ejemplo en España el porcentaje de acaparamiento de renta en manos de percentiles de renta elevados va creciendo y se ha doblado desde los años ochenta hasta hoy . [4]
En EEUU, más del 50% de las rentas superiores derivadas del crecimiento económico ocurrido en el periodo 1993-2007, ha ido al 1% tope de la población.[5]
Un indicador de esta concentración de la riqueza y de las rentas que de ella derivan es el enorme crecimiento del consumo de lujo. Las ventas de la versión más cara del automóvil Mercedes-Benz y Cadillac en EEUU (donde el 10% -ricos y superricos- tiene más del 90% de la riqueza) y Porsche en Europa han alcanzado niveles nunca vistos antes. Mientras, las rentas del trabajo han ido disminuyendo en ambos lados del Atlántico como porcentaje de las rentas totales del país, paralelamente, la pobreza ha ido aumentando.[6] Paul Krugman nos dice que prácticamente la totalidad de la redistribución hacia arriba de los ingresos de la parte inferior (el 80%) ha ido a las personas de más altos ingresos (el 1% de los estadounidenses) , pero que casi dos tercios del incremento en el percentil más alto de los ingresos iba efectivamente al 0.1% de la población. Y añade: “¿Quién está en ese 0,1%? ¿Son los heroicos empresarios que crean puestos de trabajo? No, en su mayor parte, son ejecutivos de empresas. Las recientes investigaciones muestran que alrededor del 60% de ese 0,1% o bien son ejecutivos de empresas no financieras o hacen su dinero en las finanzas, es decir, Wall Street en sentido amplio. Súmesele los abogados y especuladores del sector inmobiliario y estamos hablando de más del 70% de los miembros de ese afortunado club del 0.1%”.
Por lo que en realidad la propiedad de esa ingente riqueza llegaría a manos de sólo el 0,03 de la población, es decir, un reducidísimo círculo de aproximadamente 150.000 multimillonarios dueños de una ingente riqueza del país más rico del planeta que la incrementan año tras años en una progresión casi geométrica.[7] En España, las rentas empresariales ya han superado por primera vez a las salariales [8], en este país donde los beneficios de las 35 mayores empresas españolas que cotizan en Bolsa fueron de 51.613 millones de euros en 2010 (un 24,7% más que el año anterior), mientras que los salarios subieron un 1% frente al 3% de incremento del coste de la vida (es decir, perdieron un 2% de poder adquisitivo). Donde ya en 2006 una veintena de grandes familias eran propietarias del 20,14% del capital de las empresas del Ibex-35 y donde unas 1.400 personas (el 0,0035% de la población española), controla los recursos económicos, financieros y de producción equivalentes al 80,5% del PIB. [9] Asistimos a los prolegómenos de una nueva fase en el desarrollo del capitalismo caracterizada fundamentalmente por una elevada concentración de las riquezas que inexorablemente irá en detrimento de las formas “democráticas” de dominación.
Sectores voceros de la oligárquica mundial reclaman desde hace unos años un gobierno mundial. La concentración política como reflejo de la concentración económica. En términos marxistas “las nuevas relaciones de producción generando nuevas superestructuras políticas e ideológicas”.
Algunos rasgos distintivos de esta fase los podemos vislumbrar en:
Degeneración de las formas de “democráticas” de dominio.
Descarada supeditación de los grandes partidos y sindicatos al Capital.
Aumento del desempleo a unos niveles inéditos y perenne.
Deterioro de las condiciones de trabajo y pérdida de los derechos laborales.
La dispersión salarial continuará acentuándose.
Generalización de la corrupción penetrando en todas las instituciones del Estado y dada su cotidianeidad habituarse a ella.
Concentración de la propiedad de los medios de manipulación de masas y aumento de su función alienadora.
Sustitución de la asistencia de los servicios públicos por una asistencial de caridad y otra para las élite de alta calidad y precio.
La presencia cada vez más abierta y directa del predominante capital financiero en los gobiernos.
Mayor traspaso de poder hacia organismos que escapan a cualquier posibilidad de control por parte de los ciudadanos, como el FMI, BM, OMC, Comisión Europea, BCE, etc.
Prefiguración de un futuro gobierno mundial (o prácticamente funcionando como tal) de entes oligárquicas mundiales como La Trilateral, el Club Bildeberg, el foro de Davos, los G8, G20, etc.
Papel creciente de la OTAN y su fortalecimiento como institución armada que empieza a funcionar como el embrión del ejercito de un futuro gobierno mundial.
El cada vez más inoperante papel de la ONU.
Etc. etc. etc.
El engarce de estas piezas y de otras que seguramente olvide, construye un tipo siniestro de sociedad, una especie de medioevo con alta tecnología.
Sarkozy se equivocaba cuando demagógicamente hablaba de “refundar el capitalismo”. Lo que estaba y está delante de las narices de ese personaje es el comienzo de un reacomodo del sistema capitalista. No estaríamos ante “problemas” estructurales sino ante el resultado de un estadio alcanzado en el desarrollo de los medios de producción y en los cambios en los modos de producción que de ello se derivan.
El capitalismo no está en crisis, lo que está en crisis son sus formas de dominación, su esencia sigue su normal desarrollo evolutivo, acumulando y concentrando riqueza, pero esa desadecuación agudiza las contradicciones inherentes al sistema y como históricamente ha sucedido en otras fases del desarrollo capitalista esa agudización significa que la lucha de clases, que nunca ha dejado de existir, recupere el vigor necesario para impedir que la “adecuación” se realice. En tal caso, sí estaríamos ante una crisis del capitalismo, al verse dificultado en dotar a los nuevos modos de producción de una superestructura de poder adecuada, porque la lucha de su antagonista de clase se lo impida.
Hoy está generalmente asumido que la concentración de riqueza y la desigualdad social que conlleva ha adquirido unos niveles inimaginables hace unas décadas. Pero resulta que, cuando se está todavía “analizando” el por qué de este hecho, esas élites supermultimillonarias (en EEUU, se trataría tan sólo del 0.01% de la población) no permanecen cruzadas de brazos, a la espera de los resultados de tales análisis, porque no los necesitan, saben perfectamente el origen de su monumental acaparamiento económico, lo que sí les interesa y preocupa es cómo hacer para seguir acaparando y que la desigualdad social no provoque la lógica reacción en contra de esa ingente marea humana de los desposeídos. ¿Qué nuevas estructuras políticas y coercitivas necesitan esas élites capitalistas para gobernar globalmente? Esa es la pregunta que deben hacerse los analistas económicos y políticos de izquierda para prevenir la barbarie que se nos viene encima.
Las masas no pueden ver esta situación porque carecen de los medios para hacerlo, y los partidos políticos tradicionales tampoco porque están aliados a la oligarquía financiera y a su merced, pero ésta sí que ve los peligros que les va a deparar la realización de esa adecuación.
Volviendo al principio, al dato revelador del incremento de gas lacrimógeno que la multinacional Falken va a suministrar al Estado español, su adquisición masiva es una señal inequívoca de que la oligarquía española prevé un alto grado de indignación popular y se prepara para reprimirla. En esta ocasión nos conviene no defraudar sus expectativas, incluso desbordarlas. El que los suministros de la multinacional Falken se quedasen cortos, por paradógico que resulte, sería una buena señal.
Notas:
[1] Publicado en http://eskup.elpais.com/ 1329750508- 1ac98db1d55a6eb60f9dc612cc201b 51
[2]”La gran regresión” I Ramonet. http://www.rebelion.org/ noticia.php?id=140564 03-12-2011
[3] Carlos Sánchez Mato. Dic 2011 “El sector financiero español: La intervención pública en el actual proceso de recapitalización”.
[4] http://www.cincodias.com/ articulo/opinion/modelo- fiscal-optimo/ 20110922cdscdiopi_1/
[5] John Weeks en su artículo "Mean, Median and Mode of Impoverishment: Why to Occupy Wall Street" en Social Europe 17.10.11, citado por Vicenç Navarro en La polarización de las rentas y sus consecuencias
[6] Desigualdades y explotación (V. Navarro 31.10.11)
[7] Paul Krugman en “Oligarchy, American Style” (The New York Times 4 Nov 2011 http://www.nytimes.com/2011/ 11/04/opinion/oligarchy- american-style.html?_r=3&ref= global-home)
[8] Alejandro Bolaños http://economia.elpais.com/ economia/2012/02/16/ actualidad/1329424061_546148. html
[9] http://www.ucm.es/info/ec/ ecocri/cas/santos_castroviejo. pdf
http://rebelion.org/noticia.php?id=154482
"La multinacional Falken obtuvo el contrato de suministro al gobierno español de gases lacrimógenos y bombas de humo, por valor de 1.488.570 euros, según publicó el Boletín Oficial del Estado del pasado 31 de diciembre.
Conviene saber que en 2007, por el mismo concepto, el Estado español se gastó 143.750 euros, menos de la décima parte.
El gas lacrimógeno es un arma química que ataca los nervios de la córnea de los ojos. Su adquisición masiva es una señal inequívoca de la represión que se nos viene encima." [1]
Es revelador que el gasto público mire en una dirección absolutamente opuesta a los intereses y bienestar de la ciudadanía, y lo haga precisamente contra esa ciudadanía. Pero lo más revelador no es que los “recortes” no lleguen a los instrumentos coercitivos que previsiblemente van a ser utilizados para consolidarlos, según dicen “necesarios para salir de la crisis”, sino que ésta es algo más que coyuntural o cíclica o crónica, es el pretexto de las clases dominantes (hoy más que nunca capitalismo financiero) para actuar en consonancia con el nivel de exigencia alcanzado en la característica inherente a la naturaleza del capitalismo: la acumulación y la concentración de las riquezas.
Entramos en una fase del desarrollo capitalista en que las contradicciones de clase forzosamente han de agudizarse. Ellos lo saben, mejor que nosotros, porque ven el panorama en toda su amplitud, -desde arriba se ve mejor-. En lo único que falla su visión es que ellos no pueden ver el nefasto papel histórico que su clase está representando, porque de analizarlo se negarían a sí mismos.
Repasemos someramente las características actuales de la “acumulación” y de la “concentración” de riquezas.
La acumulación (tendencia activa desde los inicios del capitalismo) se efectúa hoy en cuatro campos fundamentalmente: 1º Primando las inversiones especulativas, financieras, y deslocalizadoras. Cada año, la economía real (empresas de bienes y de servicios) crea, en todo el mundo, una riqueza (PIB) estimada en unos 45 billones de euros. Mientras que, en el mismo tiempo, a escala planetaria, en la esfera financiera, los “mercados” mueven capitales por un valor de 3.450 billones de euros. O sea, setenta y cinco veces lo que produce la economía real... [2]
2º La acumulación por desposesión. Mediante la privatización de los servicios públicos (un filón que se calcula que sólo en educación y sanidad supondría 5.500 billones de dólares ). Y a través d el mayor robo de la historia: el “rescate” de los bancos. En España al final del año 2011 se habrán inyectado a la banca desde el Estado, por diversas vías más de 14 mil millones de euros. Más del 13% del PIB sin que cambien los gestores ni la gestión que ha llevado a la actual situación. [3] Y a nivel europeo desde 2008 los países han dado a los bancos 4,6 billones de euros (cifra facilitada por Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea).
3º Mediante “políticas fiscales” implementadas por “sus” gobiernos, que suponen a las élites capitalistas grandes ahorros impositivos, así como la preservación y ampliación de los paraísos fiscales.
4ª La consabida obtención de plusvalía procedente de la explotación del trabajo asalariado . Plusvalía que los capitalistas logran materializar gracias al consumo, y éste en la actualidad está definido por la tendencia cada vez más polarizada de la masa salarial acentuando la destinada a los cuadros ejecutivos y disminuyendo la destinada al resto de los sectores; lo que conlleva al incremento del consumo de lujo en el creciente sector de “alto standing” y dejando para las clases populares un consumo de muy baja calidad y precio (importaciones chinas, los Zara, Wal-Mart, Ikea, etc).
La concentración (igualmente siempre activada) no es sino efecto y corolario de la acumulación.
Desde hace algunos años han proliferado estudios sobre el incremento de las disparidades de la renta. Así sabemos que por ejemplo en España el porcentaje de acaparamiento de renta en manos de percentiles de renta elevados va creciendo y se ha doblado desde los años ochenta hasta hoy . [4]
En EEUU, más del 50% de las rentas superiores derivadas del crecimiento económico ocurrido en el periodo 1993-2007, ha ido al 1% tope de la población.[5]
Un indicador de esta concentración de la riqueza y de las rentas que de ella derivan es el enorme crecimiento del consumo de lujo. Las ventas de la versión más cara del automóvil Mercedes-Benz y Cadillac en EEUU (donde el 10% -ricos y superricos- tiene más del 90% de la riqueza) y Porsche en Europa han alcanzado niveles nunca vistos antes. Mientras, las rentas del trabajo han ido disminuyendo en ambos lados del Atlántico como porcentaje de las rentas totales del país, paralelamente, la pobreza ha ido aumentando.[6] Paul Krugman nos dice que prácticamente la totalidad de la redistribución hacia arriba de los ingresos de la parte inferior (el 80%) ha ido a las personas de más altos ingresos (el 1% de los estadounidenses) , pero que casi dos tercios del incremento en el percentil más alto de los ingresos iba efectivamente al 0.1% de la población. Y añade: “¿Quién está en ese 0,1%? ¿Son los heroicos empresarios que crean puestos de trabajo? No, en su mayor parte, son ejecutivos de empresas. Las recientes investigaciones muestran que alrededor del 60% de ese 0,1% o bien son ejecutivos de empresas no financieras o hacen su dinero en las finanzas, es decir, Wall Street en sentido amplio. Súmesele los abogados y especuladores del sector inmobiliario y estamos hablando de más del 70% de los miembros de ese afortunado club del 0.1%”.
Por lo que en realidad la propiedad de esa ingente riqueza llegaría a manos de sólo el 0,03 de la población, es decir, un reducidísimo círculo de aproximadamente 150.000 multimillonarios dueños de una ingente riqueza del país más rico del planeta que la incrementan año tras años en una progresión casi geométrica.[7] En España, las rentas empresariales ya han superado por primera vez a las salariales [8], en este país donde los beneficios de las 35 mayores empresas españolas que cotizan en Bolsa fueron de 51.613 millones de euros en 2010 (un 24,7% más que el año anterior), mientras que los salarios subieron un 1% frente al 3% de incremento del coste de la vida (es decir, perdieron un 2% de poder adquisitivo). Donde ya en 2006 una veintena de grandes familias eran propietarias del 20,14% del capital de las empresas del Ibex-35 y donde unas 1.400 personas (el 0,0035% de la población española), controla los recursos económicos, financieros y de producción equivalentes al 80,5% del PIB. [9] Asistimos a los prolegómenos de una nueva fase en el desarrollo del capitalismo caracterizada fundamentalmente por una elevada concentración de las riquezas que inexorablemente irá en detrimento de las formas “democráticas” de dominación.
Sectores voceros de la oligárquica mundial reclaman desde hace unos años un gobierno mundial. La concentración política como reflejo de la concentración económica. En términos marxistas “las nuevas relaciones de producción generando nuevas superestructuras políticas e ideológicas”.
Algunos rasgos distintivos de esta fase los podemos vislumbrar en:
Degeneración de las formas de “democráticas” de dominio.
Descarada supeditación de los grandes partidos y sindicatos al Capital.
Aumento del desempleo a unos niveles inéditos y perenne.
Deterioro de las condiciones de trabajo y pérdida de los derechos laborales.
La dispersión salarial continuará acentuándose.
Generalización de la corrupción penetrando en todas las instituciones del Estado y dada su cotidianeidad habituarse a ella.
Concentración de la propiedad de los medios de manipulación de masas y aumento de su función alienadora.
Sustitución de la asistencia de los servicios públicos por una asistencial de caridad y otra para las élite de alta calidad y precio.
La presencia cada vez más abierta y directa del predominante capital financiero en los gobiernos.
Mayor traspaso de poder hacia organismos que escapan a cualquier posibilidad de control por parte de los ciudadanos, como el FMI, BM, OMC, Comisión Europea, BCE, etc.
Prefiguración de un futuro gobierno mundial (o prácticamente funcionando como tal) de entes oligárquicas mundiales como La Trilateral, el Club Bildeberg, el foro de Davos, los G8, G20, etc.
Papel creciente de la OTAN y su fortalecimiento como institución armada que empieza a funcionar como el embrión del ejercito de un futuro gobierno mundial.
El cada vez más inoperante papel de la ONU.
Etc. etc. etc.
El engarce de estas piezas y de otras que seguramente olvide, construye un tipo siniestro de sociedad, una especie de medioevo con alta tecnología.
Sarkozy se equivocaba cuando demagógicamente hablaba de “refundar el capitalismo”. Lo que estaba y está delante de las narices de ese personaje es el comienzo de un reacomodo del sistema capitalista. No estaríamos ante “problemas” estructurales sino ante el resultado de un estadio alcanzado en el desarrollo de los medios de producción y en los cambios en los modos de producción que de ello se derivan.
El capitalismo no está en crisis, lo que está en crisis son sus formas de dominación, su esencia sigue su normal desarrollo evolutivo, acumulando y concentrando riqueza, pero esa desadecuación agudiza las contradicciones inherentes al sistema y como históricamente ha sucedido en otras fases del desarrollo capitalista esa agudización significa que la lucha de clases, que nunca ha dejado de existir, recupere el vigor necesario para impedir que la “adecuación” se realice. En tal caso, sí estaríamos ante una crisis del capitalismo, al verse dificultado en dotar a los nuevos modos de producción de una superestructura de poder adecuada, porque la lucha de su antagonista de clase se lo impida.
Hoy está generalmente asumido que la concentración de riqueza y la desigualdad social que conlleva ha adquirido unos niveles inimaginables hace unas décadas. Pero resulta que, cuando se está todavía “analizando” el por qué de este hecho, esas élites supermultimillonarias (en EEUU, se trataría tan sólo del 0.01% de la población) no permanecen cruzadas de brazos, a la espera de los resultados de tales análisis, porque no los necesitan, saben perfectamente el origen de su monumental acaparamiento económico, lo que sí les interesa y preocupa es cómo hacer para seguir acaparando y que la desigualdad social no provoque la lógica reacción en contra de esa ingente marea humana de los desposeídos. ¿Qué nuevas estructuras políticas y coercitivas necesitan esas élites capitalistas para gobernar globalmente? Esa es la pregunta que deben hacerse los analistas económicos y políticos de izquierda para prevenir la barbarie que se nos viene encima.
Las masas no pueden ver esta situación porque carecen de los medios para hacerlo, y los partidos políticos tradicionales tampoco porque están aliados a la oligarquía financiera y a su merced, pero ésta sí que ve los peligros que les va a deparar la realización de esa adecuación.
Volviendo al principio, al dato revelador del incremento de gas lacrimógeno que la multinacional Falken va a suministrar al Estado español, su adquisición masiva es una señal inequívoca de que la oligarquía española prevé un alto grado de indignación popular y se prepara para reprimirla. En esta ocasión nos conviene no defraudar sus expectativas, incluso desbordarlas. El que los suministros de la multinacional Falken se quedasen cortos, por paradógico que resulte, sería una buena señal.
Notas:
[1] Publicado en http://eskup.elpais.com/
[2]”La gran regresión” I Ramonet. http://www.rebelion.org/
[3] Carlos Sánchez Mato. Dic 2011 “El sector financiero español: La intervención pública en el actual proceso de recapitalización”.
[4] http://www.cincodias.com/
[5] John Weeks en su artículo "Mean, Median and Mode of Impoverishment: Why to Occupy Wall Street" en Social Europe 17.10.11, citado por Vicenç Navarro en La polarización de las rentas y sus consecuencias
[6] Desigualdades y explotación (V. Navarro 31.10.11)
[7] Paul Krugman en “Oligarchy, American Style” (The New York Times 4 Nov 2011 http://www.nytimes.com/2011/
[8] Alejandro Bolaños http://economia.elpais.com/
[9] http://www.ucm.es/info/ec/
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario