desRealidad
"Están ciegos, todo cuanto ven es pura imagen"
Mahmud Shabistari. persis sXIII
El sueño de la época no es el buen sueño que procura el descanso, sino más bien un sueño angustiado que os deja más exhaustos todavía. Es la anestesia que requiere una anestesia aún más profunda. Aquellos que por suerte o por desgracia se sustraen al sueño prescrito, nacen a este mundo como niños perdidos.” Llamamiento y otros fogonazos (Tiqqun)
Un sueño que convierte en imagen todo lo que toca. Un sueño creado a partir de la imagen como velo, como instrumento social de ceguera. Efectivamente, un velo de imágenes producidas en masa se extiende cubriendo la totalidad de la visión, como una película máster, un mundo pantalla cuya realidad elástica y cambiante se adhiere a la piel de los objetos, de las personas y de los paisajes. No como un patchwork de imágenes artesanales, visiones personales, sueños, imaginaciones o ruinas de antiguos imaginarios... salpicada de agujeros e imprecisiones que invitan a la visión, a la imaginación. Sino un todo visible que se alimenta de las realidades que oculta.
Así encontramos un cuestionamiento de la realidad de carácter directamente político: constatación de la expansión de una realidad dominante que amenaza el tejido de realidades otras, que amenaza con borrar saberes, paisajes, personas, modos de vida, afectos… Como si mil bibliotecas de Alejandría, inscritas aún en la vida cotidiana de las personas, en sus haceres, en sus lugares, estuviesen ya quemando de nuevo. Como si en un plazo de tiempo, tal vez muy corto, sólo nos quedara, con suerte, leer sus tristes cenizas catalogadas por expertos.
Esta expansión de una realidad dominante no ha conocido una intensidad y una extensión similar a la del capitalismo global, ni en consecuencia una resistencia ni un rechazo similares. De hecho, esta realidad dominante es ya la realidad, una realidad que tiene la consistencia de una “medusa varada”, una gelatina que cubre toda superficie, que impregna toda grieta. Una realidad que nos desrealiza: una desrealidad.
abu ali